Un elemento importante al arrendar o comprar una excavadora es el tipo de balde o cucharón con el que puede operar. Conocerlos puede ayudar a tu empresa a determinar cuál puede ser la máquina más idónea para un suelo determinado o los ciclos de carga necesarios para ejecutar una excavación.
En primer lugar, están los baldes de uso general. Se trata de piezas que se emplean en suelos con arcilla, barro, grava o tierra. Este tipo de cucharones sufre un desgaste moderado al remover dicho tipo de materiales. Un peldaño más arriba se encuentran los baldes de servicio pesado, utilizados para manipular tierra mezclada, arcilla o rocas.
Luego podemos distinguir los baldes de servicio pesado y los de servicio pesado para roca. Mientras los primeros son empleados en la excavación de piedra de voladura y granito -considerados muy abrasivos-, los segundos son usados en faenas con ciclos ajustados o en las que se usan materiales muy compactados, tierra mezclada o roca.
Por otro lado, los baldes para limpieza permiten remover materiales blandos desde, por ejemplo, canales o ríos, aunque también se pueden emplear para nivelar suelos. Se distinguen porque no tienen dientes y su capacidad de carga puede ser mayor.
También hay baldes que permiten separar tierra de escombros de tamaño determinado, los que se subdividen en los tipo esqueleto o cribadores (estos últimos cuentan con cuchillas giratorias). Otro uso más específico son los baldes tipo V. Sus dos superficies laterales, o de corte, y una inferior le dan su forma característica a este accesorio utilizado para excavar canales, zanjas o el tendido de cañerías.
Una vez definido, el tipo de balde a utilizar se debe conjugar con otros factores como su capacidad o la potencia de la excavadora para que el desempeño de la máquina sea el más eficiente para la faena.